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Ana Meza

Broadway

ANA VICTORIA MEZA BARRIOS

3medio

Esa revista, llena de colores, colores de espectáculo, colores de morado. Hacen contraste

con el amarillo, amarillo tan vivo y llamativo. Esa revista, tan característica, con la palabra

“Playbill” en la parte de arriba, con micrófonos alzándose con orgullo, callando hasta el

más mínimo murmullo. Sus vestuarios, seis en específico, también coloridos, dignos de la

realeza, la realeza que en realidad eran, o que alguna vez fueron.

“Six: The Musical”, popular nombre entre algunos (yo siendo uno de ellos), forma parte de

mis mañanas, cuando mi papá me lleva al colegio, las melodías que entre las seis reinas

creaban, lograron conquistar sus oídos que no escuchan más que rock. También forma

parte de mis tardes, cuando no hay nadie más y estoy en mi tercera gira mundial, con un

control de televisión en mi mano, fingiendo que soy parte del estrellato. Aquella primera

canción que escuché, que no sabía que llegaría a significar tanto, la icónica canción “Haus

of Holbein”, que, a pesar de estar en inglés, tiene un acento alemán que me tomó más de

un mes perfeccionar. Todos estos factores, hacen, para mí, la esencia del tan aclamado

musical.

Es curioso que, siempre me pregunté qué habría en su interior, pasé mucho tiempo

haciendo teorías conmigo misma que ya ni siquiera recuerdo cuáles eran, millones

personas han recibido la revista que caracteriza al mundo del teatro, y yo seguía sin saber

qué habría más allá de su hermosa portada, en sus numerosas páginas. ¿Serían

recomendaciones para otros espectáculos? ¿Habría alguna ilustración referente a este

espectáculo? ¿Y si no tenía nada en específico? ¿Y si era algo demasiado específico?

Pensamientos así me carcomían la cabeza.

Logré responder a todas mis preguntas, un viaje a “La Gran Manzana”, respondió todas

mis preguntas. Éramos mi ticket, yo y un sueño de hace años encontrándonos frente al

gran teatro, el teatro de luces que resplandecían ante mis ojos inexpertos. Lo supe en ese

momento, la revista era todo lo que alguna vez me planteé que podría ser, era de

recomendaciones, era de ilustraciones, era todo y nada a la vez, era mi sueño en la palma

de mi mano. “WINNER! BEST MUSICAL” por aquí, “Tony Award”, por allá, yo leía y leía, y

conocía todo a pesar de no haberlo visto nunca, eso me hizo sentir orgullosa.

Esa pequeña revista, tan pequeña que parece una libreta, un diario de secretos, los

secretos más profundos jamás encontrados, un mundo diferente, un mundo de música, de

sentimientos, de tragedias y alegrías. Esa revista que, en el momento de llegar a mis

manos, de las manos de una chica, con una sonrisa amable y un “Welcome, your seat is

over here”, me hizo saber que todo el cansancio había valido el esfuerzo, pues una pena

no era. Era esfuerzo en su máximo esplendor, esfuerzo de mis padres, mi propio esfuerzo.

Era mi amor por Broadway, pero más que Broadway, la música, mi amor por la música,

que me acompaña desde que tengo memoria, que me persigue a donde voy, o que yo la

persigo a donde va, y que siempre tendré presente.

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