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Tómas Gutiérrez G.

Inseparables

TOMÁS ALFONSO GUTIÉRREZ GÁLVEZ

4tomedio



De lo que yo recuerdo y de lo que conversaban mis padres, es que yo andaba a

todos lados con él, dormía con él, comía con él, paseaba con él y hasta iba al Jardín con él.

Mi mamá con mi papá no entendía como algo era tan importante y especial para mí,

nunca se me escapaba de mis manos.

Era un peluche, se llamaba elmo el doctor, rojo, ojos grandes, un parche curita en

una patita, su polera de médico y sus shorts que tenía tantos bolsillos, que guardaba lo

que se me daba la gana. Un elmo que no me soltaba de la mano.

Mi madre me contó que me lo regalaron en mi primera navidad, ella quedo

impresionada por tanto que me gusto, que no lo solté más. Yo de pequeño jugaba a la

veterinaria, así que juntaba a mis peluches de animales y los atendía con elmo como si

fueran reales. Nunca me dejaba solo.

Llego un momento de mi vida que ya no me interesaban los peluches, los peluches

de animales los guarde en una caja que no se abriría nunca más, y a mi elmo, lo envolví en

una manta, lo metí en una caja de zapatillas Nike, la forre de scotch y lo deje en la bodega.

Después de dejarlo, sentí como varios recuerdos se guardan con él, fue un

momento de una pequeña soledad, donde sentía que desapareció de la faz de la Tierra

una parte de mí, la cual hoy en día, no hay nada que haya reemplazado ese sentimiento.

No todo dura para siempre.

Luego de algunos años, decidí buscarlo para guardarlo en los rincones de mi pieza,

yo sé que él era importante para mí, me adentré en las profundidades de la bodega de mi

casa, pero no había caso, no lo encontraba, antes de darme por vencido y de imaginarme

que lo habían botado, le pregunte a mi mama si sabía dónde estaba, ella sin responderme,

fue a su closet y saco una caja de cartón, era él. En realidad, no era el, sino eran dos

elmos.

En algún momento de mi infancia mi compañero me soltó la mano y no lo volví a

ver, lloré, lloré y lloré tanto, que hasta llegaba a rechazar a los otros peluches, no quería

nada en el mundo, sin opción mis papás, tuvieron que ir a comprar otro igual.

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