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Mathilda Sigel

Llanto silencioso.

Mathilda Paz Sigel

3medio


Cuando se trata de describirme a mi misma, veo diferentes obstáculos que me impiden ver

quien soy realmente, no es por mis ojos gastados de tanto esconderme en papeles sino por un

cerebro el cual esta carcomido de pensamientos incorrectos de mi imagen y de como me ven.

Adornando el cerebro que es inteligente cuando le conviene, se encuentran unos tímidos

bucles cafés tal y como una bolsa de té intenso, aunque a veces descansa de ser enrollado y se

vuelve plano y fácil de manejar, tal y como soy con las personas que me rodean diario. Mi boca

atrevida ante las injusticias que se me ponen delante, le gusta reclamar y quejarse, suele ser un

poco molesta pero luego recuerdo que con la misma demuestro el gran cariño que le tengo a

las personas que hacen que mis mejillas rojas como frutillas se estiren y duelan de tanto reír.

Mis ojos color pardo, redondos y acompañados de unas pestañas chuzas, como las de mi

querida abuela, a veces brillan con la misma luz de espejos rotos en el piso aunque depende de

lo que este frente a ellos, porque a menudo se inundan con facilidad y no porque sea quejosa,

sino porque mis entrañas sienten la necesidad de empezar un viaje hacia ríos los cuales sus

cauces terminan en mis lagrimales. Podría compararme a mi misma con una bola de espejos ya

que me he quebrado incontables veces pero eso no detiene a mi brillante personalidad

iluminarse de la misma manera que los granos de arena expuestos al calor, sino que esto me ha

ayudado a seguir brillando sin importar que.

Me he pasado media vida odiando mi verdadera personalidad. Y la otra media intentando

cambiarlo, claramente sin resultado alguno, ya que sigo siendo la misma amante de lo simple,

que por amar tanto y recibir tan poco me hayan quedado marcas permanentes.

Volviendo a lo físico, me considero normal, ni muy grande ni muy pequeña. De estatura

considerablemente más baja del promedio, pero no me quejo ya que viene con mis raíces, en

invierno blanca como un muñeco de nieve y en verano un color parecido a un café con leche

bien hecho, manos pequeñas y dedos de zanahorias con enanismo, pero este mismo las hace

más hábiles de lo normal, curiosas como ellas mismas lo que a veces me ha llevado a

accidentes los cuales sigo evitando cometer en el presente.

Corazón rencoroso pero si lo conoces bien puede llegar a ser tierno y dulce, amante de los

atardeceres y de las personas que lo acompañan, no muy fanática de salir en las fotos pero si

de tomarlas ya que se el esfuerzo que conlleva, amante desenfrenada del campo y de llenar los

zapatos de barro de manera desastrosa, aprendiz de mi abuela para cocinar cosas dulces y que

mantengan su esencia.

Me gusta observar la lluvia caer, en compañía de una taza de té caliente entre mis manos,

únicamente para no sentirme tan sola. Disfruto lo ruidoso, en especial la música ya que es un

buen acompañante en cualquier momento del día. Aprecio más la noche que el día ya que me

siento más productiva en la oscuridad.

Quizás en un futuro podré describirme a mi misma con abundancia de adjetivos positivos, ya

que me parece que soy mucho mas de lo que yo creo, pero solo necesito que me hagan entra

en completa razón, también a quererme a mi misma si ver algún obstáculo al verme en el algún

reflejo.

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