ANA VICTORIA MEZA BARRIOS
3medio
Soy yo, aquella que fui y aquella que seré… o tal vez no, ¿quién sabe? Al menos,
yo no. Empezando por mi rostro, mi nariz, que es lo único que comparto con mi
mamá (aparte de la forma de ser, o el software, como me dice mi tío), mis cejas,
que son una réplica exacta a las de mi papá, al igual que mis labios y mis ojos,
cafés como el chocolate amargo que tanto odio desde que nací. Esos que, en
dieciséis años, han visto muchas cosas, pero nada a la vez, que han visto la
frustración, el dolor, las lágrimas, pero también la alegría, la perseverancia y el
disfrute de vivir.
Soy yo, nada fuera de lo común, menos del metro sesenta, pero con una actitud
que indicaría lo contrario en la situación necesaria, a pesar de que muchos no lo
crean. Soy supersticiosa, miedosa, torpe, muchas veces ingenua, algo lenta para
entender los chistes, pero igual cuento unos que dejan un sonido tan incómodo
como mi risa falsa para aliviar el momento (son buenísimos, pero la gente no sabe
valorarlos). Soy desordenada y esto me pone ansiosa, al igual que me estreso
fácil, y muchas veces, necesito un buen grito para lograr reaccionar, pero eso sí,
cuando aclaro mis pensamientos, doy un gran suspiro y vuelvo a la calma, puedo
hacer cosas que me llegan a sorprender hasta a mí misma, y eso me lleva al
siguiente punto, y es que también soy muy creativa, cuando me inspiro y algo de
verdad me apasiona, siento que podría inspirar a más personas.
Soy yo, alguien que encuentra cualquier excusa para no salir de casa, pero que, a
la vez, quiere estar en todas partes menos en casa. Soy alguien con sueños que
cualquier persona (a veces, yo también) creería poco realistas. También soy
alguien que no puede enojarse o reírse sin llorar, y no me molesta, en cambio, me
enorgullece, pues me gusta llorar, desde siempre me han dicho que nunca hay
que guardarse las cosas, y parece que yo me lo tomé muy en serio.
Me gusta la lluvia, me trae nostalgia del lugar donde crecí, me hace pensar en la
buena música y en el calor del apartamento de mis abuelos, ese que no veo desde
hace tanto tiempo. En realidad, muchas cosas me traen nostalgia, por muy
pequeñas que sean, adoro mis recuerdos, creo que, si pudiera, volvería a esos
días en los que mi mayor preocupación era llegar primero al sillón favorito de mi
hermano en la casa de mi bisabuela solo para verlo enojado, creo que son cosas
de hermanos mayores molestar a los hermanos más pequeños.
La verdad, hay muchas cosas para describir quién soy o creo ser, así como
también hay muchas cosas que aún no sé que soy o que esperaría ser, pero tengo
el pensamiento de que solo es cuestión de tiempo, no algo que deba forzar, sino
que en algún momento llegará y cuando eso pase, no me quedará más que
resignarme, sonreír y aceptar que todo pasa por algo, y que, evitándolo, me iría
peor.
Me gusta pensar que, en un futuro, seré alguien de quien pueda estar orgullosa,
pensar que, muchas de mis confusiones se aclararán, así como habrá nuevas, y
que esas, con el tiempo, también se aclaren. Me gusta quien soy actualmente, con
mis defectos y cualidades, pasé por cosas que, en su momento, pensé que eran lo
peor que me podría pasar, pero aprendí, me cuestioné y llegué a la conclusión de
que no me gustará ser alguien más que yo, y aunque continuaré aprendiendo,
estoy bastante satisfecha.
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